Al presenciar “La Cantante Calva” o como en este caso, nuestra versión “Manual para aprender a hablar y/o lecciones de lo cotidiano”, me da la impresión de que siempre sobran las palabras; no en todos los sentidos y no por casualidad. También sobran las palabras por elegir lo que Ionesco elige, también porque los personajes salen de ella para jugar como personajes o “como niños”, también porque lo que se cuenta no es lo que se ve y lo que se ve parece ser lo que se cuenta, e incluso también porque las palabras solo quedan en ser eso, palabras. Palabras que sobran y al mismo tiempo se adueñan de todo, palabras que se engrandecen cuando se mastican y se pronuncian, palabras que se quedan pequeñas cuando son escuchadas; porque en ellas y en su música, sucumbe el hecho y la paradoja de comunicar; hablar para no decir nada y al mismo tiempo desear decirlo todo, o casi todo…



“Manual para aprender a hablar y/o lecciones de lo cotidiano” simplemente y nada más y nada menos muestra pero no habla de la INCOMUNICACIÓN. Gracias; pasen y no vean, solo escuchen y sientan…

Eduardo Merino Polo



¡OS ESPERAMOS!